terça-feira, 2 de junho de 2009

El Che, la cultura cubana y la construcción de hegemonía

Abel Prieto - El Che, la cultura cubana y la construcción de hegemonía

Intervención de Abel Prieto en la Cátedra del Che en la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo

Muchas gracias a Claudia Korol, a Néstor Kohan, por invitarme, por haber acudido a este encuentro. Yo realmente no vengo preparado para dar una conferencia con un título como los que ponen Néstor o Claudia, no sé cuál de los dos lo inventó, o si fue fruto de los dos talentos de estos maravillosos amigos reunidos. La idea es: El Che, la cultura cubana, y la construcción de hegemonía. Eso lógicamente está más allá de mis posibilidades, después de un programa tan intenso como el que se ha preparado para esta visita mía acá.

Yo pienso que es muy importante leer también al Che, desde el punto de vista de la cultura. De hecho ustedes lo han estado haciendo. Yo ahora presenté en la Feria del Libro un interesantísimo aporte de Néstor, publicado por Nuestramérica, que es una lectura del Che como teórico del socialismo. Por supuesto, es una lectura cultural del Che.

Hay un texto, que seguramente ustedes conocen, que se llama El Socialismo y el hombre en Cuba, que se publicó en En Marcha, en el año 1965, en forma de carta del Che a Carlos Quijano, que es un texto que en Cuba ha sido leído fervorosamente por varias generaciones de intelectuales cubanos, porque es uno de los textos fundadores de la política cultural a la que se refería Néstor en su presentación. Es un texto que, desde la posición de uno de los

principales dirigentes de la Revolución Cubana, rechaza definitivamente aquel engendro que se llamó realismo socialista, que es el estilo oficial que se impuso en la Unión Soviética, y se impuso también en otros países del llamado socialismo real, y que le hizo un daño tremendo a los creadores, pero sobre todo a la cultura y a esa hegemonía que hay que construir sobre

bases culturales muy bien asentadas. Al propio tiempo, el Che habla de lo que hay que hacer con las nuevas generaciones de intelectuales, y expone alguna duda sobre si las generaciones de intelectuales que provienen de la época previa a la revolución, son genuinamente revolucionarias. Es una discusión que introduce el Che en ese texto, y que sin dudas es un texto fundador de nuestra política cultural.

Por supuesto que el Che también funda él como escritor, algo como el género testimonio, que se empezó a llamar así después. Pero ¿qué cosa es Pasajes de la Guerra Revolucionaria si no un ejemplo extraordinario de la gran literatura testimonial? El género testimonio, como género literario, se configura, se nombra, a través del premio Casa de las Américas. Pero eso llega, a finales de la década del 60, y Pasajes de la Guerra Revolucionaria, Roberto Fernández Retamar siempre ha dicho que es un antecedente excepcional de ese género. Literatura de una belleza en términos expresivos muy grande, y al mismo tiempo, es literatura para expresar la verdad del proceso desgarrador de nuestra América y del mundo.

Después vendrían libros como el de Víctor Casaus, “Girón en la Memoria”. Víctor Casaus va a estar próximamente en Buenos Aires. Aquel libro “Me llamo Rigoberta Menchú”, y otros libros fundamentales del género testimonio.

En el año 2005 se cumplen 40 años de El Socialismo y el Hombre en Cuba. El Centro de Estudios Che Guevara, que dirige la viuda del Che, Aleida March, está organizando un evento internacional. Yo creo que sería un momento importante para reflexionar sobre la significación de ese texto.

Yo pienso que lo más importante aquí, más que yo siga caóticamente abordando este tema, es que ustedes pregunten. Aprovechar el tiempo para que pregunten las inquietudes que tienen sobre la política cultural cubana, la relación del Che con la cultura cubana, que ha sido vivísima, esencial. Podría hablarles de cualquier cuestión, incluso con las que tienen que ver con las tesis de ese librito que se publicó en Argentina en el año 96, que tiene que ver con una lectura, desde Gramsci de lo que ocurrió en aquel socialismo real. La desinstitucionalización (ése es un término de Peter Berger, un sociólogo austríaco. Pero eso visto desde los chistes que me hacían a mí los traductores. Porque yo fui muchas veces a la Unión Soviética, a Polonia. Los chistes polacos eran particularmente duros, agresivos. Fui a Checoslovaquia. Cuando visitamos aquellos países, había un momento en que los traductores sacaban una botella de vodka, un papel de estrasa con un arenque, y se ponían a hacer chistes que no tenían que ver con lo que había sucedido en el día. De repente yo veía una especie de ruptura muy rara. Todo el discurso oficial diurno había sido extremadamente

triunfalista, y de pronto, venía el momento de los chistes, y nos asomábamos a otra realidad.

A mí que se me olvida casi todo, sin embargo los chistes no se me olvidan. Es una cosa peculiar. Esos chistes yo no los tenía ni siquiera anotados. Yo hago el análisis de ese tipo de chistes, y los comparo con los chistes que en Cuba llamamos “gusanos”. Es muy interesante la comparación, porque el chiste gusano, no tiene que ver con el chiste gusano soviético o con el chiste cubano polaco. El chiste gusano de aquel socialismo real era esencialmente anticomunista. Era orgánicamente, estaba estructurado sobre un pensamiento anticomunista. Sin embargo el chiste gusano cubano es otra cosa.

El socialismo en Cuba, y la Revolución en Cuba, y el liderazgo de la Revolución Cubana, no ha permitido que surja realmente un chiste anticomunista. Ahora parece que yo vine a hacer propaganda del libro, pero realmente no quedan ni diez ejemplares. Yo lo que voy a hacer es donar cinco libros a la Biblioteca, ya que estamos acá. Por lo menos cinco ejemplares voy a dar de los que me dieron aquí.

Yo creo que es un acercamiento a mi juicio bastante divertido. Los chistes son muy buenos. Son mejores los chistes que el análisis mío, mucho mejores. Hay gente que se lo lee saltándose el análisis. Vale la pena leerlo así también, porque los chistes son realmente buenísimos, y revelan cosas muy profundas que estaban ocurriendo en la subjetividad, en la conciencia de la gente. Pero bueno, no voy a alargar más esta introducción. Quisiera que

ustedes hagan todas las preguntas.

- Diferencia entre la educación en la Cuba revolucionaria y en aquellos países llamados socialistas.

- Yo pienso, Jorge, que has alumbrado un tema que merecería mucha reflexión. Yo no puedo considerarme un conocedor de la educación o de los programas educativos de aquellos países, que hicieron un énfasis en lo educativo. Yo creo que en términos de educación, en cuanto a información, en cuanto a dar conocimientos, se hizo un esfuerzo. Creo que hubo errores de otro carácter que tuvo más que ver con lo cultural. Pero yo te diría que había un sello dogmático, que la educación cubana no creo que haya tenido nunca. Un sello que tenía que ver con el dogma. Creo que había un drama, que tiene mucho que ver con el drama, que se relaciona también con la pregunta que hacía Carlos: ¿por qué yo llamo engendro al realismo socialista?. Había un drama que tenía que ver con las vanguardias intelectuales y las vanguardias artísticas. Hay que recordar que la Revolución de Octubre de 1917, significó también una explosión en términos de talento creativo. Hay que recordar el cine

soviético de aquellos primeros años revolucionarios. Hay que recordar el cartel, la gráfica, y el papel que esas vanguardias tienen en procesos educativos revolucionarios son fundamentales. Esa vanguardias fueron mutiladas por la tendencia a imponer un estilo oficial que el Che rechazó, sobre todo, porque es un estilo que viene del realismo decimonónico. Este librito que mencionó Néstor, se llama Misha porque yo hablo de la mascota de las olimpíadas de Moscú. Un osito. ¿ustedes se acuerdan de aquel osito? Lo

hicieron en llaveros, en globos, en afiches. Estaba en las cubiertas de los cuadernos escolares. Era un osito con una pancita con los anillos olímpicos y una expresión tierna. Ese osito, realmente, lo sacaron de Walt Disney. Es decir, en vez de acudir a las expresiones de la gráfica de vanguardia, que hubo en aquella revolución en el estado naciente, recurrieron a Walt Disney.

Ahí hay un problema cultural muy profundo, que tiene que haberse reflejado en la educación. Lo moderno, había que buscarlo en Occidente. La idea que la modernidad había que buscarla en los modelos que ofrecía Occidente. Y uno de los problemas que ocurrieron ahí, que tiene que ver con la educación y tiene que ver con la cultura, fue que se creó una especie de tabú, y de culto a lo prohibido con respecto a algunos fetiches de Occidente. Por eso la llegada de Mc. Donald fue recibida como un gran acontecimiento. Llegaba la modernidad, a través de esa comida horrenda, que daña la salud, y todo eso que sabemos. Y la llegada de las grandes películas occidentales, las películas de la gran industria cultural. Yo creo que una de las cosas que está en la base de nuestra educación, desde el principio de la revolución, fue aquella tesis que es “no le decimos al pueblo: cree; le decimos: lee”. La idea que no nos interesa formar fanáticos. Nos interesa formar gente culta, preparada. Para que les vengan mensajes de donde vengan, y sin embargo esa persona no sea manipulada. Es la tesis de Martí, que está en la base de todo nuestro programa educativo. “Ser cultos como el único modo de ser libres”. Ser cultos, como el único modo de no ser manipulados, de que no te hipnoticen, de que tu opinión no sea absolutamente moldeada por esquemas que te vienen desde el exterior, al servicio de intereses hegemónicos. Yo me acuerdo de una traductora que me atendió a mí en la Unión Soviética. Yo dirigía la editorial Arte y Literatura, una editorial que publicaba literatura extranjera, y también literatura socialista –si es que se puede hablar de una literatura socialista-. La que provenía de esos países. Me acuerdo de una traductora que me dijo que su cineasta preferido era Luis Buñuel. Yo le dije que es también uno de mis preferidos. Y ella me dijo: ¿Y usted ha visto alguna película de Buñuel?. Yo me había visto todas las películas de Buñuel. Mi generación vio todas las películas de Buñuel, y las generaciones posteriores también. Aquella muchacha casi lloraba escuchando eso, porque ella no había visto ninguna película de Buñuel. Era su cineasta preferido, porque en los libros de cine, había visto, había leído la ficha. Y ella estaba esperando hacía diez años un carnet de la cinemateca, que le llegara el aviso, para poder ser miembro del club de los que podían ver a Buñuel, que era sin dudas un intelectual de izquierda, pero que la decadencia occidental la expresaba en sus películas. Había un cine soviético de exportación. El cine de Andrei Tarkovsky, de Nikita Mijalkov, el gran cine soviético no lo podían ver en la Unión Soviética, era un cine para exportar. ¡Era una locura! Tú no puedes prohibirle a la gente que vea las cosas. Lo que pasa, lo dice uno de los chistes que se analiza en el libro. Una viejita que está pasando a máquina a Anna Karenina de Toslstoi. Ustedes saben que había en aquella época en la antigua Unión Soviética, lo que llamaban el “samijdat”, que eran libros prohibidos, que estaban mecanografiados, y que la gente los pasaba con mucho misterio de una mano a la otra. La viejita aquella estaba mecanografiando Anna Karenina, que si ustedes se acuerdan del cuerpo del libro, es una tarea verdaderamente insólita para un mecanógrafo. Le dice el viejo, el esposo ¿Por qué estás mecanografiando ese libro?. Porque quiero entregárselo a la nieta, como si fuera un samijdat. Es decir. Le quería dar la obra clásica como si fuera un samijdat, para que la nieta, atendiendo a que amaban lo prohibido, se leyera la novela. Es un ejemplo de lo que pasa cuando tú prohibes las cosas, y realmente si por un lado fue un proceso que uno no puede simplificar, porque además el pueblo soviético es un pueblo hermosísimo, un pueblo heroico, un pueblo que hizo uno de los grandes regalos a la humanidad: un pueblo que detuvo con su sangre al fascismo. Eso no puede caricaturizarse. Sin embargo hubo errores en términos de política cultural y educativa, muy graves. Y también en otros campos que conocemos.

Yo creo que en nuestra educación, nosotros tuvimos una cosa muy importante, Jorge, que fue la importancia de la obra de José Martí para nosotros, que fue como dijo Fidel el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada. Nuestros marxistas, nuestros leninistas, nuestros revolucionarios, tuvieron en Martí una referencia esencial, que nos ayudó muchísimo para no dogmatizarnos. Nos ayudó muchísimo para darle un componente humanista, esa palabra que es clave en la Revolución Cubana. Y Martí en términos pedagógicos, en términos educativos, en términos culturales, es una fuente realmente imprescindible. Cómo ha nutrido las ideas de Fidel, el pensamiento revolucionario en el campo de la cultura. Martí ha sido siempre un componente imprescindible para las ideas marxistas, revolucionarias. Y el realismo socialista, ya la idea de imponer un estilo oficial, es una idea verdaderamente muy grave en términos de política cultural. Yo creo que una política cultural no puede meterse en los estilos. Al diseñar una política cultural tú tienes que abrirle paso al talento. Apoyar el talento. Incluso puedes llegar a utilizar el mercado del arte, pero como un instrumento, no dejando nunca que el mercado sea el que imponga la política. Una de las cosas más perversas de los americanos, es cómo utilizan el mercado para liquidar todo lo auténtico, todo lo crítico de las manifestaciones artísticas. Lo que ha pasado con el rap. El rap, que nació en los barrios pobres, en los barrios negros de Nueva York, y que es un gran canto de protesta, una expresión crítica tremenda, ahora ¿qué está pasando? Se inició esa basura del “rap light”. El mercado ha cogido el rap, lo ha limpiado bien de todo su sentido crítico y ha promovido un rap absolutamente inofensivo. Por eso yo digo que el peor censor de Stalin, es un niño de teta –como decimos nosotros- al lado del mercado. Ése sí es un censor implacable. Así liquidó la canción de protesta de los años 60, la mutiló, y ha tenido ese papel.

Ahora, no es que hacer realismo en la literatura o en el cine sea un engendro. Lo que es un engendro es convertir eso en un estilo oficial, y aniquilar otras expresiones importantísimas. Yo recuerdo el impacto de los amigos soviéticos, cuando iban a las escuelas de pintura en Cuba, al Instituto Superior de Arte. Me acuerdo incluso de un alto funcionario, que fue al Instituto Superior de Arte, vio lo que hacían los artistas plásticos, y dijo: son como una especie de Chagall. Pero lo dijo como si aludir a Chagall era aludir a Satanás. Porque ellos querían que pintáramos a obreros y campesinos avanzando hacia el porvenir. Ese sentido didáctico que tenía el realismo socialista, también dañaba mucho la creatividad de la gente. El arte no puede dar respuesta. El arte no puede tener moralejas. El arte no puede sacar conclusiones. Como si decimos: “bueno al final, el compañero Néstor va a sacar las conclusiones”, y él dice lo que quedó bien en la asamblea, porque todas las preguntas tuvieron sus respuestas en las conclusiones. El arte es incertidumbre, es búsqueda, es preguntas sin respuestas también. Nosotros defendemos la idea en Cuba, que un arte crítico ayuda a la revolución. La idea de que un arte que nos inquiete, a veces nos angustie, nos coloque frente a problemas sin solución, ayuda a la revolución. Nosotros estamos convencidos de esto. Vamos a recordar el cine cubano. Se habla mucho de Fresa y Chocolate, que es una gran película, que cumplió una función muy importante en Cuba. Nos ayudó a reflexionar mucho, sobre el tema de la homosexualidad, y sobre otros temas también. Nos ayudó a reflexionar sobre cómo había personas, que podían estar fuera de la norma, y sin embargo eran personas que enriquecían la revolución, la nutrían. Pero ese mismo director de Fresa y Chocolate, Titón, Tomás Gutiérrez Alea, en sus primeras obras: Memorias del subdesarrollo, es una película llena de preguntas sin respuesta. Y la Muerte de un burócrata es una película también llena de preguntas, tiene un profundo sistema crítico. Habla de lo que decíamos ahorita con Claudia, de cómo la revolución ha sabido defenderse de su propia burocratización. Cómo la revolución ha encontrado reservas antiburocráticas para defenderse de procesos que pudieran congelarla, que pudieran estancarla.

Con respecto a los retos que tiene la juventud cubana hoy. Yo te diría que uno de los retos que tenemos hoy, los que tenemos que ver con ofrecerle a nuestra juventud espacios y participación, tienen que ver con la llamada globalización cultural. Hay un gran intento, toda esta maquinaria de la llamada globalización, que está como sabemos al servicio de los intereses de los poderosos, hay un gran intento de desmontar los mecanismos intelectuales entre los jóvenes, hacer a la juventud sinónimo de frivolidad. Para ellos es muy importante la frivolidad, la tontería. Hay una película que se llamó Forrest Gump, que se ganó todos los Oscares. Miren esa película con un poquito de atención. ¿Cuál es la tesis de esa película? El idiota feliz e integrado. La idea de que el imbécil puede lograr realmente la felicidad, que es el tonto el que logra la felicidad. Y el que es integrado sin discutir, se integra, hasta es veterano en Vietnam el idiota. No tiene conflicto. Yo creo que la tesis de que la inteligencia estorba para la felicidad y para la integración es muy interesada, y está dicha y reiterada en toda la industria cultural yanqui. Es el mensaje de los reality shows. Yo no había visto “el show de Cristina”. Lo vi en Caracas ahora que fuimos a un encuentro de escritores cubanos y venezolanos. Una emisora de esas que llaman escuálida, que le hacen la guerra a Chávez, y a la democracia, al pueblo venezolano, sin ningún pudor, y una de sus grandes ofertas es el show ese. Si la palabra decadencia tiene algún sentido, en el show de Cristina pierde. A mí lo que me deprimió. Yo entiendo que Cristina que es una cubana, lo hace por dinero. Entiendo que La gente que va ahí a llevar sus falsos problemas, lo hace por dinero. Entiendo que la gente que va al programa, e insultan a los tipos, es porque aparecen por televisión. Es una cosa tremenda en el mundo de hoy salir por televisión. Lo que me espantó, lo que te estremece, es que eso tenga millones de televidentes en el mundo hispano. Que haya millones de gentes que sintonicen eso es lo que te da pavor. Es algo insólito. Y en Cuba hay gente que lo alquila por video. Esto nos llega, y esta frivolidad se nos mete en el país, y hay sectores de la juventud nuestra que han caído también en ese tipo de juego frívolo. Ese culto a la tintorería, ese culto a la frivolidad, ése acercarse a la realidad a través de reality shows, cosas como la famosa Operación Triunfo, donde te fabrican unos artistas, es una fabricación de Frankestein light de altísima productividad, para convertir en fetiches a nuestros jóvenes. Después te venden una camiseta con la cara, con el fetiche. Es una gran industria, donde la tontería se convierte en algo cotidiano. Y realmente, eres como el idiota feliz integrado, si no te mueres de hambre.

Sobre la fabricación de la hegemonía. No veas al show de Cristina. Va a estar Néstor Kohan hablando de Gramsci. Yo estoy seguro que mucha gente va a preferir el canal donde esté Néstor hablando de Gramsci. El problema es que nosotros tenemos que lograr la idea que el placer, no esté asociada a la idea de la idiotez. Porque una de las cosas más siniestras de esta historia, es que te asocien la idea del placer, de la diversión, con la tontería. Lo otro, ya es trabajo. Creo que nosotros tenemos que lograr que haya gente joven, cada vez más joven, que se acerque a leer libros complejos. Porque leer a Martí, requiere de una actitud intelectual activa. Si tú eres lector de Corín Tellado, el primer párrafo de Martí te va a costar trabajo. Es difícil que partas del primer párrafo. Y leer a Marx es una lectura ardua. Y leer a Gramsci, y a todo el pensamiento revolucionario. Creo que tenemos que lograr ofrecer opciones donde placer e inteligencia vayan juntas, y eso lo lograba la vanguardia. Eso lo logró Chagall. La vanguardia logra efectivamente eso. Y nosotros tenemos que lograr una juventud que se acerque a las expresiones del arte de vanguardia, a las expresiones culturales y al pensamiento de vanguardia, y rechace por decisión propia la frivolidad. No puede ser prohibiendo la frivolidad. Yo le decía a los compañeros que valdría la pena poner algunos de esos shows de Cristina en la televisión nuestra. Porque hay alguna gente nuestra en Cuba, que alquila videos con el engendro ese para verlos. Y me imagino que eso tenga que ver también con la historia de la viejita mecanografiando a Anna Karénina. De pronto es lo prohibido. Y realmente valdría la pena que la gente conociera qué es lo que se le está prohibiendo, para que por sí mismo se lo prohiban.

La juventud cubana es una juventud que, muchos de ellos, sólo saben del Muro de Berlín y de todo eso por referencias, la inmensa mayoría de ellos. Ya son quince años de la caída del Muro y de aquel socialismo. Quiere decir que se han formado dentro de lo que nosotros hemos llamado “período especial en condiciones de crisis”. Nosotros tuvimos que crear una doble moneda, y admitir tiendas en dólares. Nosotros tuvimos que renunciar a una parte de nuestras utopías, para salvar al país. Porque nuestro socialismo era un socialismo donde realmente no había las desigualdades que hoy tenemos en Cuba. Nosotros habíamos erradicado la prostitución, y renació la prostitución en los años 90. Nos renacieron formas de corrupción, que realmente nosotros pensábamos que estaban absolutamiente erradicadas. Estamos en una lucha no sólo en el campo de las ideas, sino de los valores. Es una gran batalla ética. Y hoy entre nuestros jóvenes, la droga, por ejemplo, aunque asomó y ha tenido una determinada presencia, nosotros no dejamos avanzar el fenómeno de la droga. Hemos discutido muy abiertamente el tema. Los peligros de que en Cuba se instaure ese cáncer verdaderamente terrible. Yo pienso que hoy lo que se está haciendo en Cuba con los jóvenes, tiene que ver con el gran combate a la marginalidad. Hoy todos estos nuevos planes que está ensayando Fidel, tienen que ver con hacer retroceder la marginalidad. La escuela de trabajadores sociales, hemos eliminado el desempleo. Lo hemos reducido prácticamente a cero. Hemos creado, como ha dicho Fidel, el empleo de estudiar. Hay decenas de miles de jóvenes que no estaban haciendo prácticamente nada, y están hoy estudiando y se les paga un salario para estudiar. Preparándose para reinsertarse en la sociedad, para ser más útiles estudiando. ES decir que nuestro socialismo en estos últimos años se ha ido perfeccionando, y la marginalidad ha estado en el centro de nuestra preocupación. Porque estaba creciendo la población penal. Había muchos jóvenes presos por distintos delitos. Habían llegado a algunos jóvenes a delinquir. Hoy se está haciendo un trabajo de re-educación en las mismas prisiones.

Yo creo que en Cuba hay una gran influencia de la globalización cultural. Y una de las ideas absolutamente básicas de nuestro programa revolucionario, es que no se puede formar a ese hombre y mujer nuevos que soñaba el Che, en una urna de cristal. Eso es impensable, además no es posible, es inimaginable en este mundo de hoy. Nosotros recibimos dos millones de turistas al año. Recibimos cientos de miles de cubanos que viven en Miami que van a visitar a sus familias. Está internet. Están los videos que entran continuamente. Yo creo que sería una locura que nosotros pensáramos en formar un ciudadano en una probeta. Nosotros tenemos que preparar al cubano del futuro desde ya, para que viva en un mundo absolutamente contaminado. Tenemos que vacunarlo contra las enfermedades. No podemos pretender que viva en un estado ambiental puro, porque ese estado ya no existe en ninguna parte. Y esto se relaciona con lo que decía Gerardo, cómo desidiotizarnos, se preguntaba él. Bueno, yo creo que nadie de los que está aquí, vinculado a esta cátedra, a esta Universidad, está manipulado. Y cada vez hay menos gente manipulada. Cada vez tiene menos fuerza esa maquinaria manipuladora.

¿Qué estamos haciendo en Cuba frente a ese proyecto de idiotización global? La respuesta es: cultura y educación. Hábitos culturales tempranos. Ahora por ejemplo, estamos formando masivamente instructores de artes. Se graduan en septiembre 3500 jóvenes como instructores de música, de teatro, de artes plásticas, de danza. Y ¿a dónde van esos instructores? A las escuelas. A formar con los niños grupos de teatro, coros. Es muy importante que el niño adquiera hábitos culturales tempranos, que adquiera hábitos de lectura tempranos. Es muy difícil a una persona de cuarenta años convertirlo en un lector adicto. Pero si eso empieza tempranamente, para esa persona la lectura va a ser una compañía para él siempre. Va a ser un ejercicio de libertad, de crecimiento espiritual. Para nosotros, uno de los mejores antídotos frente a la cultura del consumismo, es la otra cultura. El arte, la literatura.

Hay una idea que se repite constantemente dentro de toda esta maquinaria manipuladora: tú eres feliz, mientras puedas comprar cosas. Puedes ser feliz, en la medida en que puedas comprar cosas. Tu felicidad depende de tu capacidad adquisitiva. Tienes que comprar. Y te creamos a veces necesidades artificiales, porque la idea es crear un mundo consumidor, y los que no pueden consumir sencillamente son inviables y tienen que morir tempranamente, masivamente, no hay solución para ellos.

¿Cómo combatir la idea que la felicidad se asocia al consumo? Nosotros estamos trabajando durísimo para darle a nuestro pueblo niveles dignos de consumo. Pero tampoco puede ser la Sinfónica pasando hambre. Tú sencillamente viendo fantasmas, del hambre que tienes, y escuchando una gran sinfonía. Esa no es la solución. Tenemos que alimentar a la gente, y hemos avanzado en eso. Tenemos que darles condiciones dignas de vida. El problema de la vivienda es uno de los problemas más graves que tenemos en Cuba. Muy graves. Tenemos que encontrar soluciones para los problemas de vivienda. Que se puedan reparar viviendas, hacer un plan de construcción de viviendas. Nosotros tenemos que darle a la gente condiciones de vida dignas. No de lujo. Pero condiciones de vida dignas. Al mismo tiempo, hay que inculcarle a la gente la idea de que su calidad de vida tiene relación con hábitos culturales. De que se enriquece tu vida con la cultura. Nosotros estamos convencidos que un antídoto contra el consumismo, es la cultura. La idea de una vida concebida con una dimensión espiritual particular, con una particular riqueza espiritual.

Un ejemplo es lo que estamos haciendo en el canal educativo. Se creó un nuevo canal educativo. Va a haber dos canales educativos. Tenemos cuatro canales de televisión en Cuba, cuatro canales estatales. Nosotros no privatizamos la educación ni la cultura. No hay ninguna posibilidad legal de privatizar la promoción de la cultura. Es algo demasiado trascendente para jugar con eso. Tenemos cuatro canales estatales que no hacen propaganda comercial de ninguna índole. Se creó el canal educativo, ahora se está por inaugurar el segundo canal educativo. Un ejemplo que yo quería poner. Hay una tradición en Cuba de poner dos películas pésimas los sábados. Un espacio que le llamamos “La película del sábado”, aunque son dos. Son películas mexicanas de carros, carreras, violencia. Ya hay un acondicionamiento mental de la gente, para ver esa basura los sábados. Si tú los sábados pones otra cosa, sea de Gramsci o de otra cosa, fracasan. La gente tira los televisores por los balcones. Tienes que poner dos películas americanas malas los sábados. Eso ya está absolutamente comprobado. ¿Qué se empezó a hacer? Cada vez que aparece una gran película, como Titanic, nosotras la ponemos en TV, sin pagar un peso en derechos. Le ponemos a la gente eso, para que la gente vea esa película que está de moda, y la vea en nuestra televisión. Nosotros entendemos que es una política correcta.

Ahora, ¿qué empezamos a hacer en el canal educativo? Empezamos a poner a las ocho y media, empieza una especie de debate, y alrededor de las nueve de la noche se pone una película seria, de más calidad. Pero ¿qué pasa? Si tú quieres ver la película seria, te pierdes más o menos la mitad de la primera de las malas. Y de pronto, es interesantísimo. El programa se llama “El espectador crítico”. El título habla por sí solo. Hay gente que escribe al ICRT, el Instituto de Televisión, pidiendo que la seria empiece más temprano, o la mala más tarde, porque quieren ver la buena y las dos malas. Ya ésa es una actitud interesante. Es un drogadicto, que ya empieza a pedir una porción de antídoto. Sin embargo es interesantísimo cómo ha ido subiendo el rating de la película más seria. Ahí se invitan a psicólogos, escritores, tiene una parte de discusión previa a la película. Y la gente de pronto está prefiriendo a la basura de la llamada película del sábado, que parece que por el momento no hay manera de transformar eso, está prefiriendo la otra película. En ese ejercicio, yo creo que hay algo bastante sutil en términos de política cultural. Es poner a la gente a escoger. Y con el otro canal, la gente va a tener más opciones para escoger. Yo creo que la cantidad de gente joven que siguen las series del canal educativo, los programas del canal educativo –que son de mucha calidad, es creciente. Y seguimos dando alguna basura de esta globalizada por los otros dos canales. Porque nosotros pensamos que este proceso no se puede hacer prohibiendo. Claro, hay películas que por el tipo de mensaje reaccionario, fascista, nosotros no podemos dar. Que la busquen en el video. Al show de Cristina tampoco pretendería darle una hora por semana, sino que haría como un laboratorio. Hay cosas que no se pueden poner. Que la gente las podrá ver por otra vía. Pero la mayoría de las cosas, que tienen un gran impacto en el mundo de los grandes medios, nosotros las ponemos en la televisión incluso. Entonces con estos dos canales educativos cada vez van a ser mayores las opciones de un crecimiento de la calidad de vida a través de una cultura auténtica.

La respuesta para la pregunta que hacía Gerardo, para la pregunta que hacía Mohamed, es más cultura, más educación. Una cosa muy importante: en nuestros planes de masividad cultural, la calidad tiene un papel decisivo. ¿Quiénes son los profesores de un programa que se llama Universidad para todos? Que ha dado Historia y Apreciación del Ballet, Historia y Apreciación de la danza, Historia del Cine, Apreciación Cinematográfica. Son los mejores artistas. Alicia Alonso ha sido profesora del programa del Ballet. Ramiro Guerra, que es el fundador de la danza contemporánea en Cuba, es profesor de la serie de danza. Los mejores talentos han estado presentes en este esfuerzo de masividad. Porque nosotros no podemos hacer masividad en cultura, dando a la gente un subproducto, una basura. No puede ser promoviendo una cultura mediocre. El viejo dilema entre masividad y calidad, nosotros lo tenemos que resolver. Tiene que haber masividad, pero tiene que ser con calidad y profundidad. Esos instructores, cuando vayan a las escuelas con los niños, en los repertorios que lleven como instructores de música, tiene que estar música popular de calidad. De todos los países. A nosotros nos interesa mucho también, no crear un receptor chauvinista de la cultura. Nosotros defendemos las tradiciones cubanas, defendemos el folklore cubano, está protegido el folklore, está investigado, está estudiado, está difundido. Nuestros artistas y creadores tienen prioridad en la promoción. Pero a nosotros nos interesa mucho que la gente conozca la literatura nicaragüense, que conozca a Cardenal, que conozca a Coronel Urtecho, que conozca a la poesía nicaragüense de Darío para acá, que es de las m´s grandes de Hispanoamérica, que el pueblo cubano lea esa poesía, que le sea familiar. Pero que lea también a Walt Whitman, a los grandes poetas y escritores norteamericanos. En la última Feria del Libro salió una nueva novela de la gran escritora norteamericana Alice Walker. A nosotros nos interesa que nuestro pueblo conozca a la gran cultura argentina, es un país de una extraordinaria cultura también. El pueblo cubano tiene realmente un conocimiento impresionante del cine argentino. Pero queremos que conozca la plástica, la literatura. Se ha publicado mucha literatura argentina. A nosotros nos interesa enormemente que la referencia cultural del pueblo cubano, sea universal. Auténticamente universal. Uno de los problemas que tiene la globalización, es que empobrece la visión del mundo, y a veces lo más terrible es que consumimos caricaturas de nosotros mismos que nos vienen de Hollywood. De pronto los mexicanos tienen que acostumbrarse a pensar, que ellos son como los mexicanos que aparecen en las películas de Hollywood. Es una cosa terrible.

Además cuando Hollywood se mete con alguno de los grandes mitos... ustedes vieron la película sobre Lorca. Fue Andy García el que la hizo. Es una película insólita. Es increíble. Lorca termina siendo una especie de torero. Están todos los estereotipos, andalucismos, todo eso mezclado con una trama semi policíaca. Y de pronto una víctima del fascismo, y un gran poeta, terminan devolviéndote una historia increíble. Y ¿ustedes saben que pasó el otro día? Uno de los libros más serios sobre Lorca, de un irlandés que se llama ... de pronto en la tapa dice un anuncio de la película. Para que se venda, le ponen en la tapa que el tipo tuvo que ver, que asesoró de alguna manera la película horrenda esa, que traiciona toda la investigación que hizo. Funciona legitimando el estereotipo, frente a lo verdadero, frente a lo auténtico.

La respuesta a la pregunta de Gerardo y Mohamed es más cultura, más educación, cuanto más temprano mejor. Mientras más temprano lleguen al niño, mejor. Mientras más le abramos el horizonte espiritual al niño, mejor.

Nosotros tenemos una ventaja. Uno de los problemas que ha habido en los últimos años es la decadencia de la lectura. La gente cada día lee menos. El precio de los libros es insólito. El libro está a punto de convertirse en un artículo de lujo. Y el mundo digital, que nosotros estamos utilizando con propósitos educativos, tiende mucho a la síntesis. A tomar la mayor cantidad de conocimientos en el menor tiempo posible. Todo extractado. ¿De qué trata el Quijote? Me imagino que un día te pondrán al Quijote cada día más chiquito. Era un loco que luchaba contra los molinos, con un gordito llamado Sancho Panza... Ya tú aprendiste lo que tenías que saber de esa historia. Es muy peligroso. Se pierde una dimensión muy profunda del patrimonio de esta humanidad. Algo demasiado excepcional es lo que estamos perdiendo, un tesoro. Hay gente que nace y crece mutilada. Forrest Gump.

Gerardo decía: hay que luchar. Yo creo que también lo que han hecho ustedes en educación popular, lo que se hace en términos de educación popular, a mí me parece, Gerardo, que es muy importante.

A mí me impresionó mucho cuando Fidel fue a Bolivia. A mí me dijeron que en los textos escolares en Bolivia, la derrota de la guerrilla del Che se estudiaba como el triunfo sobre la invasión extranjera. De pronto la invasión castro-comunista-guevarista, los niños bolivianos la estudiaban como una invasión extranjera que había sido derrotada por el heroico ejército boliviano. Es tremendo cuando Fidel fue allá, lo que es el Che hoy en Bolivia. Es una figura casi de veneración. Es decir, los pueblos, se les puede manipular, pero no tanto. Pasan años y años, y se estudia esto de este modo, y que el pueblo boliviano haya mantenido una relación profundamente solidaria con el pueblo de Cuba, y con una figura como la del Che, es que sin dudas la manipulación es poderosa, pero no es todopoderosa. Y hay una intuición en la gente. Fíjate los resultados de algunas de las votaciones de nuestras elecciones. Una de las preguntas que me hacen siempre, y a mí me asombra, es ¿cuándo van a hacer elecciones ustedes? Nosotros hacemos elecciones cada dos años y medio para delegados a las asambleas municipales, y cada cinco años, para diputados a la asamblea nacional. Cada vez que hay elección, nuestros enemigos lanzan por la radio –nosotros tenemos 24 horas de radio contrarrevolucionaria, tenemos una TV contrarrevolucionaria, que la interceptamos, pero la radio no se intercepta, entra- se lanza desde el enemigo, la idea que la gente se abstenga, o vote en blanco, o anule la boleta. Ésas son las propuestas. Así que nuestras modestas elecciones para delegado municipal, se convierten en un referéndum. En un sí o un no a la revolución. Por la coyuntura particular que vivimos nosotros. Y yo les digo a ustedes: tenemos muchos municipios donde hay más del 90% de votos a favor de la Revolución. De los delegados propuestos en las mismas calles, en las mismas cuadras. Porque nuestro partido no es electoral. Nuestro partido no se mete en funciones electorales. Son la gente elegida en la propia cuadra. En muchos municipios tienen más del 90% del voto a favor. Y hay más del 90% de asistencia. Y donde peor está la cosa, está por encima del 80%. En municipios donde hay gente que puede tener otras ideas, gente que puede estar confundida.

¿Qué capacidad de expresión tiene la juventud contrarrevolucionaria?

Yo te diría que teóricamente la contrarrevolución podría tener diputados en la Asamblea Nacional. ¿Por qué? Porque si surgen candidatos en las cuadras, que ganan la elección para integrar la asamblea municipal, podría haber un municipio del país que tuviera una mayoría de contrarrevolucionarios en su composición. Y es esa asamblea municipal la que aprueba a los candidatos a diputados. Podría haber municipios copados por la contrarrevolución. Es perfectamente posible según nuestra Constitución. Y se expresa la gente en las asambleas. Un joven contrarrevolucionario puede decir cual es su programa para Cuba. Yo pienso que tenemos que privatizar esto, o hacer tal cosa.

Yo te pongo otro ejemplo del tipo de democracia nuestra. Yo como Ministro, estoy sometido permanentemente a un proceso de discusión de mi gestión, no sólo con los artistas y escritores, con la UNEAC, con el sindicato de trabajadores de la cultura. Cada vez que hay un congreso de pioneros, cada vez que hay un congreso de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, o de la FEU, todos los ministros son sometidos a discusión por los delegados a esos congresos. Las políticas están sometidas a debate. Esas son formas peculiares de la democracia que tenemos. Son diferentes.

La idea de la revocación de los mandatos. Nosotros tenemos establecido la revocación de los diputados, de los delegados. Y eso es una práctica. Y la línea de rendir cuentas a tus electores. Porque en algunos de estos esquemas, tú votas por alguien, y después ya no sabes cómo pedirle cuentas a esas personas. Ya ese tipo hace y deshace, tiene una especie de cheque en blanco por el tiempo que dure su período. No. En Cuba está establecido con gran rigor, la rendición de cuentas a los electores. Yo te diría que hoy hay mucho espacio para que un joven con ideas políticas diferentes al socialismo, se exprese. En la federación estudiantil, en estas asambleas.

Yo pienso que cada pueblo de América Latina va a encontrar su camino. Una de las cosas que en Cuba estamos convencidos, que lo que se llame la sociedad futura, llámese socialismo o de otro modo –nosotros le llamamos socialismo- la gente va a llegar por muy distintos caminos, y no va a haber un solo modelo para eso, ni un solo camino para lograr esos objetivos. Nosotros tenemos la suerte de haber hecho una revolución muy radical. Por ejemplo, lo que está haciendo Chávez, en Venezuela, es otra cosa. Lo acusan de estar construyendo otra Cuba. Pero es otra cosa lo que está haciendo. El tiene a Miami metido ahí adentro. A mi Hart me decía, para ilustrarme los problemas del proceso bolivariano: es como si nosotros tuviéramos a Miami, con todo su poder, metido en Quinta Avenida, en La Habana. Miami, con sus grandes cadenas de televisión, con su enorme poder económico, con su poder mediático. Uno se pone a pensar con esa metáfora, y te estremeces. Ahora, yo pienso que la Venezuela bolivariana –que estamos seguros que va a triunfar- no va a tener el mismo esquema de funcionamiento, el mismo esquema institucional que el cubano. Pero va sin duda a ser una Venezuela mucho más justa. Ya lo está siendo. Ya está siendo mucho más justa, a pesar que han tratado de desgastar el proceso, tratando que no avance en su programa. Creo que cada pueblo latinoamericano va a encontrar su alternativa, su camino. Y ojalá algún día esos caminos confluyan en ese gran sueño de Bolívar, de Martí, del Che.

Acabo de ver una película que dirigió Walter Sales, el cineasta brasileño, que la produjo Robert Redford. Se llama El diario en motocicleta. Es el recorrido del Che y Granados por América Latina. Es el Che pre político, que va ganando una conciencia latinoamericanista. Es una bellísima película, una extraordinaria película. Robert Redford la llevó a La Habana. La pusimos ahí. La discutimos con él. La vieron Aleida, los hijos del Che. La vimos juntos. Creo que va a tener un impacto aquí en Argentina extraordinario. Y va a tener un impacto en la gente joven. Porque es una película que parece la aventura de dos muchachos. Está llena de travesuras, de alegría, de risas, de juventud. Y a medida que va integrándose el recorrido en la trama de América Latina, la película va adquiriendo una densidad y es una hermosísima película. Es un ejemplo de gran cine político, sin ningún tipo de retórica. Creo que está hecha desde un punto de vista muy latinoamericanista. La hizo un norteamericano honesto.

¿Qué pasa con el cine actual y las coproducciones? Lo que pasa es la crisis. El cine cubano es la rama de la cultura más golpeada por la crisis. Es una industria costosísima. Ese cine ha encontrado cierta fórmula de continuidad en coproducciones, sobre todo con españoles. De ahí han salido algunas buenas películas, y también algunas películas peores, cultivando algunos estereotipos, que pueden gustar al público europeo. Nosotros tenemos grandes limitaciones para llevar adelante la producción de cine. Sin embargo acabamos de hacer un festival de cine pobre, de bajísimo costo, con cámaras digitales, con muy poco equipamiento. Creo que en el tema de las coproducciones, lo que tú no debes hacer es concesiones de principios. Hacer un subproducto, una basura. Pero esto lleva una negociación. Es el guionista, el director cubano, el que lleva la voz cantante en ese tema.

Y el cartel de cine, que fue una de las grandes muestras de la gráfica cubana, hoy yo les diría, lamentablemente, que no está en un buen momento. El cartel cubano no está en buen momento. Nosotros tuvimos una gráfica en los 60 de primerísima calidad. Algo pasó. Los procesos culturales son complejos. Hay zigzagueos, hay retrocesos. Algunas manifestaciones de pronto adquieren una fuerza tremenda. Hay que ver hasta que punto hay errores institucionales de política.

Yo no quiero hablar de política interna aquí. Sin duda yo pienso que todas estas preocupaciones respecto a la identidad, la globalización de la tontería, son temas que llevamos siempre a las reuniones de ministros de cultura de América Latina y el Caribe. Son temas que deben interesar a todos los ministros del continente. Lamentablemente, ustedes lo saben bien, el neoliberalismo empieza su recorte por la educación y la cultura. En el momento en que haría falta un apoyo del Estado para proteger la identidad en peligro, eso se ha desmantelado. Y a veces tú sientes que son personas bien intencionadas, pero que no tienen un centavo para llevar adelante un programa.

El Che se acercó a la cultura cubana por cuenta propia. Entre las tareas que tuvo el Che en Cuba, no estuvo la cultura. El che tuvo tareas vinculadas al desarrollo económico y social de Cuba, pero no se le dio esa tarea. Y realmente el Che vivió tan poco tiempo en la Cuba del triunfo, y lleno de trabajo. No sé hasta que punto pudo actualizarse respecto de la producción cultural en Cuba. Sin embargo nos dejó un texto como El socialismo y el hombre en Cuba.

El tema de las visas. El acuerdo migratorio que nosotros firmamos con Estados Unidos, nosotros lo firmamos. Toda nuestra batalla con los Estados Unidos fue para buscar que la emigración fuera segura para la gente. La cifra de no menos de 20.000 visas al año, la exigió Cuba. Y durante el período en que se creó la provocación, ellos han retenido las visas. Además que el sorteo es un falso sorteo. Ningún marginal nunca gana el sorteo. Hay gente de esta que se va en balsa arriesgándose, que llevan 20 años ahí esperando una visa para emigrar, porque nunca les toca el sorteo.

Es un extraordinario sentido del azar. Siempre le toca a médicos, profesionales. Cuando ocurrieron los secuestros del avión y de la lancha, en seis meses la Oficina de Intereses había dado 700 visas, y tenía que haber dado no menos de 10.000. Son formas indirectas de promover la migración ilegal, de crear una situación muy compleja. El enemigo no tiene el menor escrúpulo. Es un enemigo de un enorme poder, sin ninguna moral.

¿Qué es ser revolucionario? El otro día me preguntaron qué es ser de izquierda. Se parece. No es exactamente lo mismo pero pudiéramos ensayar una respuesta parecida. Yo te diría que ser revolucionario hoy es oponerse, por todas las vías que tenga uno a su alcance, a este orden de cosas. Un revolucionario, una persona de izquierda, no puede convivir con este orden de cosas, sin luchar por todos los métodos a su alcance, contra ese orden de cosas. Y no estoy hablando de lucha armada. Estoy hablando de mover opinión, estoy hablando de sembrar ideas, lo que Fidel tantas veces ha repetido. Sembrar ideas, sembrar conciencias. Sembrar cultura. Creo que lo que hacen ustedes aquí, cotidianamente, es una forma de lucha revolucionaria ejemplar. Yo te diría que estar contra la manipulación de la verdad, contra toda esa enorme maquinaria de manipulación; no puedo creer que haya alguien de izquierda, alguien con sentido de transformación de las cosas, que conviva con esa burda, grosera, manipulación de la verdad. Yo creo que no es posible aceptar la democracia formal. Creo que hay que aprender qué cosa es exactamente la democracia. Un revolucionario tiene que abogar por formas de democracia en las que la participación del ciudadano vaya más allá de la boleta en el agujero de la urna, una vez cada tantos años. Eso no es democracia.

Creo que no es posible aceptar el genocidio en Palestina. Están ocurriendo demasiadas cosas. Hay que sentir en el propio rostro la bofetada injusta dada sobre otra gente, sobre la gente humilde, sobre los pobres de la tierra. A mí me parece que esa idea que dijo el Che, que cuando uno la recuerda se estremece, que el revolucionario debe estar guiado por sentimientos de amor muy profundos, es algo tremendo. Creo que el amor, en un mundo donde hay tanta crueldad, donde la vida humana no vale nada, en este mundo terrible, amar a los pobres, amar al prójimo, no en un sentido teórico, sino con solidaridad profunda, activa, sistemática, sería una característica de ser revolucionario.

Al mismo tiempo, yo creo que el revolucionario no puede ser dogmático, no puede ser fundamentalista. Tiene que escuchar. No podemos esquematizarnos, acostumbrarnos a actuar bajos slogans o lemas. Los slogans o lemas pueden servir para movilizar coyunturalmente, pero el revolucionario tiene que estar siempre argumentando. A ese joven como el que decía Verónica, no puedo llegar a tratar de aplastarlo, de imponerle una ideología, un criterio. Hay que razonar. Hay que darle argumentos. Creo que hay que creer en el ser humano. Tener fe que en el ser humano hay reservas morales y reservas espirituales que valen la pena. La idea esa de Martí: “tengo fe en el mejoramiento humano”. Tenemos que pensar eso, a pesar que el ser humano verdaderamente está dando muestra día a día de cosas monstruosas, como todos los genocidios que se cometen en nombre de la libertad. Un abrazo, y gracias por escuchar.

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